Durante mucho tiempo, la sociedad nos ha empujado hacia la idea de que la vida solo cobra sentido cuando encontramos “a alguien”: Descubre como vivir la soltería. Como si el éxito, la realización o incluso el amor propio dependieran de una validación externa, de una pareja que nos complete. Muchas personas siguen transitando sus días con la mirada puesta hacia afuera, creyendo que sin un “otro” no se puede alcanzar la felicidad plena. Pero ¿Quién dijo que la plenitud viene en pareja?
No tenemos por qué replicar los caminos del resto. La soltería no es un error, ni una fase, ni una desventaja. Es una forma válida y poderosa de habitar el mundo de vivir la soltería. Es completamente normal –y hasta necesario en algunos casos– estar sola, más aún en un planeta donde, paradójicamente, la densidad poblacional crece, pero los vínculos reales escasean. En un mundo donde la calidad humana no siempre va de la mano con la cantidad, ¿por qué apurarse?
Desde mi experiencia personal, siempre he abrazado la soltería —e incluso la soledad— como estados naturales, inherentes a ciertas etapas del alma. Nunca la viví como un castigo, sino como un refugio, un punto de encuentro conmigo misma. Aprendí a valerme por mis propios medios, a descubrir formas únicas de distraerme, de expandirme, de reinventarme. He tenido la dicha de vivir muchas vidas en una sola: la aventurera, la introspectiva, la creativa, la salvaje, la contemplativa. Todas versiones de mí. Todas reales.
Una de las cosas que más amo de mi soltería es ese tiempo sagrado que me pertenece exclusivamente. Cada salida es mía, cada arreglo es para mí. No hay presiones. No hay que complacer a nadie. No hay exigencias ni agendas ajenas. Yo decido si maquillarme o no, si quedarme en casa viendo películas hasta la madrugada o si salgo a perderme en una librería. Y aunque parezca trivial, incluso el hecho de no tener que recurrir a métodos anticonceptivos hormonales —con sus inevitables efectos secundarios— me resulta liberador. Mi cuerpo es mío, mi tiempo es mío, mis decisiones también lo son.
Por eso te invito a mirar la soltería con otros ojos. No como un espacio vacío que necesita ser llenado, sino como una tierra fértil que puedes sembrar con todo aquello que alguna vez pospusiste: tu salud, tu mente, tus sueños. Tal vez sea el momento de leer ese libro que hace meses te espera en la mesita de noche, de inscribirte en esa clase de danza que siempre postergaste, o simplemente de escucharte en silencio.
Deja de buscar. De verdad, suelta esa necesidad de estar con alguien por no estar contigo. El universo es sabio, y si está en tu destino compartir tu camino con alguien, ese encuentro llegará. Y cuando lo haga, será distinto. No será para tapar un vacío, sino para multiplicar una plenitud que ya existe. Será alguien que sume, no que complete. Alguien que no interrumpa tu viaje, sino que lo enriquezca. Y ese día —créeme— te acordarás de este blog de MiCasino.com, de este momento contigo misma, de este paréntesis sagrado. Y entenderás que haber vivido muchas vidas en una sola fue, al final, el mayor regalo que pudiste darte.
“No te desanimes escucha este gran podcast de Vivir la Soltería”
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