La uña de gato, conocida científicamente como Uncaria tomentosa o “cat’s claw”, es una planta originaria de la región amazónica del Perú que ha ganado reconocimiento internacional por sus propiedades terapéuticas. ¿Para qué sirve la uña de gato? Esta pregunta ha guiado múltiples investigaciones que confirman su valor en la medicina natural. ¿Para qué sirve la uña de gato? Principalmente, se utiliza como apoyo en tratamientos antiinflamatorios, inmunológicos y digestivos, gracias a sus compuestos bioactivos.
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Propiedades curativas de la Uña de gato
Los beneficios de Uncaria tomentosa se deben a su riqueza en alcaloides, taninos y flavonoides, sustancias que actúan como antioxidantes y moduladores del sistema inmunológico. Estudios científicos han demostrado que estos compuestos pueden contribuir a reducir procesos inflamatorios, mejorar la respuesta inmunitaria y proteger las células frente al daño oxidativo. Por ello, se ha convertido en un recurso complementario en terapias naturales para afecciones como la artritis, infecciones virales y trastornos gastrointestinales.
Formas de consumo y aplicaciones terapéuticas
La uña de gato se presenta en diversas formas que facilitan su incorporación a la rutina diaria. El té de uña de gato es una de las opciones más tradicionales, preparado a partir de la corteza o raíz seca. Para elaborarlo, hierve 1 litro de agua, añade 20 gramos de corteza seca, y deja hervir a fuego lento durante 30 a 45 minutos. Luego, retira del fuego, deja reposar por 10 minutos, cuela y sirve. Puedes endulzar con miel si lo prefieres. Se recomienda tomar una taza al día, en ayunas, durante un máximo de dos semanas, siempre bajo supervisión médica.
También se comercializa en cápsulas y extractos líquidos, ideales para quienes buscan una dosificación más precisa. En todos los casos, se recomienda consultar con un profesional de salud antes de iniciar su consumo, especialmente si se toman medicamentos o se padecen enfermedades crónicas.
Obtención responsable y precauciones
La recolección de uña de gato debe realizarse de manera sostenible, respetando los ciclos naturales de la planta y las prácticas ancestrales de las comunidades amazónicas. Aunque sus beneficios son ampliamente reconocidos, no debe considerarse un sustituto de tratamientos médicos convencionales. Es fundamental seguir las indicaciones de especialistas y evitar el uso prolongado sin supervisión.
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