
En territorio mexicano, las celebraciones comienzan oficialmente con las Posadas. Estas se inician el 16 de diciembre y concluyen la víspera de Nochebuena, el 24 de diciembre. No obstante, el espíritu festivo comienza desde el primer domingo de Adviento. Por consiguiente, la temporada culmina oficialmente hasta el 2 de febrero, el Día de la Candelaria.
A continuación, En MiCasino exploramos las cinco costumbres más emblemáticas que hacen de la Navidad mexicana una experiencia inolvidable.
Lee también: Tendencias de inteligencia artificial generativa que redefinirán nuestra cotidianidad en 2026
Las Posadas: celebración de la hospitalidad
Las Posadas son quizás la tradición prenavideña más representativa de México. Son nueve días de fiestas que se llevan a cabo del 16 al 24 de diciembre. Generalmente, estas representan el peregrinaje de María y José buscando un refugio donde pudiera nacer el niño Jesús.
Cada noche, los vecinos se reúnen para recrear esta travesía. Normalmente, un grupo de “peregrinos” pide posada afuera de una casa, mientras el grupo dentro les niega la entrada. Finalmente, las puertas se abren y todos entran para rezar, cantar villancicos y compartir comida. De hecho, las Posadas siempre terminan con una fiesta que incluye la ruptura de una piñata y el reparto de aguinaldos (pequeños regalos o dulces).
Las Piñatas: rompiendo el pecado
La piñata es un elemento central en cualquier Posada y en las fiestas decembrinas. Típicamente, la piñata navideña tradicional tiene forma de estrella con siete picos. Estos picos representan los siete pecados capitales: soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza.
Además, la piñata está hecha de barro o cartón y decorada con papel de china de colores brillantes. Romperla simboliza la fe y la voluntad para vencer el pecado. Por lo tanto, el palo representa la virtud, y la venda en los ojos es la fe ciega. Los dulces y frutas que caen al romperse simbolizan las bendiciones o recompensas divinas.
Los Nacimientos: el corazón de la fe
El Nacimiento o Belén es la representación material del pesebre donde nació Jesús. Es una tradición profundamente arraigada en los hogares mexicanos. Usualmente, las familias dedican mucho tiempo y esfuerzo a montar escenas detalladas.
El montaje comienza invariablemente el 16 de diciembre, al inicio de las Posadas. Sin embargo, la figura del Niño Jesús se coloca hasta la medianoche del 24 de diciembre. Por otra parte, el 6 de enero, Día de Reyes, se agregan las figuras de Melchor, Gaspar y Baltasar, completando la escena sagrada.
Las Pastorelas: dramas, comedias y morales
Las Pastorelas son pequeñas obras de teatro populares que se representan durante la época navideña. Específicamente, estas narran la travesía de los pastores en su camino para adorar al Niño Jesús. Siempre son interrumpidos y tentados por el diablo para que abandonen su misión.
A pesar de esto, un ángel intercede y ayuda a los pastores a seguir adelante. Curiosamente, estas representaciones son una mezcla de comedia y moralidad. El diablo es frecuentemente un personaje muy cómico, lo cual agrega un toque de humor a la lección de fe y perseverancia.
La Corona de Adviento: preparación espiritual
La Corona de Adviento marca el inicio de la preparación espiritual para la Navidad. Básicamente, es una corona hecha de ramas de pino o abeto, con cuatro velas. Cada vela representa un domingo antes de la Nochebuena.
Cada domingo de Adviento, las familias se reúnen para encender una vela y rezar. Adicionalmente, esta corona simboliza la esperanza, la paz, la alegría y el amor. La luz de las velas representa la luz de Cristo que llega al mundo. Finalmente, esta tradición ayuda a los creyentes a reflexionar sobre el verdadero significado de la espera y la llegada.
La Navidad en México es un claro ejemplo de la rica identidad cultural del país. Estas tradiciones trascienden la simple celebración religiosa. Más bien, funcionan como un pilar social que refuerza lazos comunitarios y familiares. Fomentar estas costumbres asegura que el legado de nuestros antepasados permanezca vivo para las futuras generaciones.
En resumen, estas prácticas navideñas mexicanas ofrecen un espectáculo de fe, color y alegría. La dedicación al detalle en un Nacimiento, la risa en una Pastorela o el bullicio de una Posada, demuestran la calidez del pueblo mexicano. Mantener estas tradiciones es mantener viva la esencia cultural de la Navidad en México.
¡Juega, gana y, sobre todo… cobra!

