La exitosa serie peruana Al fondo hay sitio continúa sorprendiendo a sus seguidores. En su temporada 12, la producción llevó a una parte del elenco a una aventura internacional, grabando escenas en diversas ciudades de China. Esta experiencia marcó un hito para la televisión nacional, y los actores de esta popular serie han compartido anécdotas que revelan tanto los desafíos como los encantos de grabar fuera del país. Desde las vibrantes calles de Shanghái hasta las tranquilas zonas portuarias de Fuzhou y Beilun, Al fondo hay sitio logró capturar un nuevo aire de frescura cultural sin perder su esencia.
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Experiencias inolvidables del elenco en China
La serie vivió momentos intensos detrás de cámaras. Para Erick Elera (Joel), grabar escenas en Fuzhou fue todo un reto debido al idioma y las diferencias culturales. En entrevistas recientes, comentó que practicar frases en mandarín para algunas tomas lo hizo sentir “como un turista con libreto”. Andrea Luna (Macarena), por su parte, destacó la calidez del equipo de producción chino y se mostró impresionada por la disciplina en los sets locales.
Al fondo hay sitio: rodaje en Shanghái sorprende
Las escenas rodadas en Shanghái exigieron ajustes técnicos, como adaptar la iluminación a los neones de la ciudad, lo cual aportó una estética visual nunca antes vista en la serie. El traslado del equipo técnico, que incluía drones y equipos de sonido sensibles al entorno urbano, fue una logística digna de una película internacional.
Además, la convivencia entre los actores durante el viaje fortaleció los lazos entre el elenco. Según Jorge Guerra (Cristóbal), compartir largas jornadas de rodaje y explorar juntos la cultura china ayudó a mejorar la química en pantalla. Las visitas a mercados locales, templos y degustaciones de comida callejera se convirtieron en momentos memorables que hoy nutren él detrás de cámaras.
La serie, conocida por ser más que una telenovela, logró transformarse en una experiencia transcultural que conecta con su audiencia más allá de las fronteras. Al fondo hay sitio y esta icónica novela peruana han demostrado que cuando la ficción viaja, también evoluciona.
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