Aunque la mayoría de los fanáticos suelen olvidarlo, la NBA y todos los deportes son un negocio. Los equipos están compitiendo constantemente por puestos de Playoffs y no dudarán en hacer traspasos sorpresivos para cumplir su objetivo.
Así como hay jugadores que han traicionado a sus conjuntos, algunas franquicias también han traicionado a los basquetbolistas en busca de una mejoría deportiva o económica que los ayude a alcanzar un campeonato de la liga.
DeMar DeRozan
DeRozan estuvo nueve años con los Raptors de Toronto. Promedió 19.7 puntos por partido, 4.1 rebotes, 3.1 asistencias y fue seleccionado cuatro veces al Juego de las Estrellas de la NBA gracias a sus destacadas actuaciones.
DeRozan era considerado el corazón de su equipo y un jugador leal pues, aunque tuvo la oportunidad de firmar con otro equipo en el 2016, decidió que quería jugar el resto de su carrera con el equipo canadiense, renovando por 5 años y US$ 137 millones.
La traición de los Raptors al jugador llegó en 2018, cuando fue traspasado a los Spurs de San Antonio en el cambio que llevó a Kawhi Leonard al quinteto de Toronto, movimiento que, aunque generó molestias en el equipo, al final fue beneficioso porque ganaron su primer campeonato en 2019.
Blake Griffin
El jugador, que era un habitual de los Clippers de Los Ángeles, fue traspasado en el 2018 a los Pistons de Detroit, pero la cuestión fue que antes de esa campaña el basquetbolista era agente libre y había acordado con los angelinos por cinco años y $171 millones. Fue cambiado solo cinco meses después.
La relación entre Blake Griffin y el dueño de los Clippers, Steve Ballmer, está completamente dañada. El estadounidense se sintió traicionado cuando llegó el sorpresivo traspaso.
Isaiah Thomas
Después de saltar de un equipo a otro en los primeros años de su carrera, el jugador parecía por fin haber encontrado un hogar en Boston en la campaña 2014-2015. Ya para la campaña 2016-2017, Thomas era uno de los jugadores más consistentes de la NBA. Terminó dicha zafra con 28.9 puntos por partido, 5.9 asistencias y fue seleccionado al Juego de las Estrellas.
Pese a que todo marchaba bien para él, en el verano de 2017 fue cambiado a los Cavaliers de Cleveland por Kyrie Irving, quien pasó a ponerse la camiseta de los Celtics. Dicha acción se generó a raíz de una lesión de cadera que sufrió el jugador en los Playoffs anteriores, donde demostró su lealtad jugando en uno de los compromisos pese a que su hermana había fallecido.
Hakeem Olajuwon
Este jugador fue la primera selección en el Draft de la NBA de 1984; incluso por delante de Michael Jordan. Llevó a los Rockets de Houston a los campeonatos consecutivos de 1994 y 1995.
Olajuwon disputó 17 campañas con el quinteto de Texas. Promedió 22.5 puntos, 11.4 rebotes y 3.2 bloqueos por actuación. Además, fue electo 12 veces al Juego de las Estrellas, dos veces Jugador Defensivo del Año y ganó dos MVP.
Antes de su última temporada en la NBA, los Rockets enviaron al jugador a los Raptors de Toronto por dos futuras selecciones del draft, evitando así que uno de los mejores basquetbolistas en la historia de la franquicia se retirara con el equipo donde se volvió una leyenda.
Derrick Rose
El base cumplió el sueño de muchos niños que quieren llegar a la NBA para su ciudad natal. Logró una gran conexión con la fanaticada que lo vio brillar durante las mejores temporadas de su carrera. Además, hizo que los Bulls fuesen contendientes a un título por primera vez desde la era de Jordan.
En el 2011, Rose se convirtió en el MVP más joven en la historia de la liga, con apenas 22 años. Sin embargo, luego de solo perderse seis encuentros en sus primeras tres zafras, comenzó su largo historial de lesiones que mermaron su rendimiento. Fue traspasado en el verano de 2016 a los Knicks de New York.
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