El alemán Lutz Long siempre será recordado por protagonizar uno de los momentos más icónicos en los Juegos Olímpicos. El atleta ganó la medalla de plata en Berlín 1936, pero debido a la ayuda que le ofreció al estadounidense Jesse Owens, ganador de la presea de oro, fue castigado por el líder de la Alemania nazi, Adolfo Hitler.
Hitler decidió vengar la «humillación» que recibió, enviando a Long a combatir en la Segunda Guerra Mundial.
La fecha del 4 de agosto de 1936, pasó a la historia por ser uno de los días en los que Hitler recibió una de sus mayores derrotas fuera de los campos de batalla. Luego que Owens se quedará con la presea dorada el día 3 en los 100 metros planos, no mostró el mismo dominio en su siguiente actuación. En el salto de longitud llegó a verse contra las cuerdas tras fallar en sus primeras dos oportunidades.
La ayuda de Lutz Long a Jesse Owens
Sin embargo, Long le aconsejó a Owens lo que debía mejorar en su último intento, por lo que al ganar su segunda medalla de oro, ambos se tomaron fotos y recorrieron el estadio. Esto provocó que Hitler le retirara el apoyo a Long en sus siguientes competiciones, al tiempo que decidiera enviar al atleta al frente de batalla, en el que terminó perdiendo la vida el 13 de julio de 1943.
La amistad que unió a Lutz Long con Jesse Owens fue tal que, posterior a este hecho, ambos mantuvieron la comunicación mediante el envió de cartas. En la última de ellas, el alemán le pidió al estadounidense que le hablara a su hijo sobre su carrera y le enseñara que no existen diferencias entre los «hombres de la tierra». Owens cumplió con el deseo e incluso terminó siendo el padrino de bodas del hijo de su hijo, Kai Long.
El desafió del atleta a la raza «aria»
Lo hecho por Lutz Long en los «juegos nazis», es sin duda una de las mayores derrotas que recibió Hitler durante el período de guerra que generó en Europa. Esta situación fue contraria a la teoría racial que manejaba el Fuhrer, la cual establecía que los atletas alemanes debían imponerse a sus contrincantes debido a su supuesta «superioridad» física y mental, así como al tratamiento «déspota» que debían darle a sus rivales.
La medalla de plata ganada por Long pasó a un segundo plano gracias a este momento, en el que el atleta demostró que entendía a la perfección el concepto de lo que es participar en unos Juegos Olímpicos. Curiosamente, la presea lograda por Long acaba de ser subastada por un monto de 488 mil dólares, en lo que sería un récord para las casas de subastas a nivel público.
La subasta de la presea de Owens
En el año 2013, fue subastada una de las cuatro medallas de oro que ganó Jesse Owens por un monto de 1.4 millones de dólares, en lo que fue considerado el objeto olímpico de mayor valor. En alguna oportunidad, Owens comentó que uno de los momentos más «valiosos» que le regaló el deporte, fue su amistad con Long. Esto debido a que lo consideró como un atleta «valiente», por no dejarse llevar por el miedo que imponía el nazismo. 
«Requirió mucho valor para hacerse amigo mío. Puedes fundir todas las medallas y copas que tengo y nunca cubrirán los 24 quilates que sentí por Lutz en ese momento. Hitler debió volverse loco en ese momento», comentó en alguna ocasión el afroamericano que le «arruinó» los Juegos Olímpicos a la extinta Alemania nazi.
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