El pasado 2 de agosto se cumplieron 75 años de una gesta que marcó para siempre al deporte olímpico peruano. El tirador Edwin Vásquez se robó el protagonismo en los Juegos Olímpicos Londres 1948 tras colgarse la hasta ahora, única medalla de oro ganada por un atleta de ese país en la historia.
Vásquez sacó a relucir su puntería en el Campo Bisley para imponerse en la disciplina de tiro frente al campeón mundial de entonces, el suizo Rudolf Sneider, así como al monarca olímpico en Berlín 1936, el sueco Torsten Ullmanm.
En la competición, que se realizó en la modalidad pistola libre, Vásquez tuvo que reponerse al fallo que tuvo su pistola en los entrenamientos, por lo que se vio forzado a competir con un armamento prestado. El tirador se vio obligado a pedirle la pistola a uno de su compañeros de equipo, Luis Mantilla, quien no dudó en apoyar al peruano que contó con tan solo un día para ponerse a tono.
«Disparó con unas pistola prestada porque en los entrenamientos tuvo problemas con la suya y le pidió a Mantilla que le cediera su pistola. Él muy gentilmente le dijo. ‘Edwin, no te preocupes, dispara con la mía'», relató en una oportunidad uno de sus amigos más cercanos, Iván Benavidez, en declaraciones ofrecidas a la televisión peruana.
Inicios de Vásquez en el tiro
Edwin Vásquez nació el 28 de julio de 1922 en el reconocido barrio Malambito de la ciudad de Lima y desde muy pequeño mostró sus dotes para practicar esta disciplina, en la que su padre Gonzalo Vásquez Tejeda también brilló. Entre los principales logros de su padre resaltan el Premio Juan Gildemeister en 1928, así como su participación en los Juegos Bolivarianos de Bogotá, en 1938.
El estreno formal de Vásquez en el tiro fue a los 13 años de edad, en una competencia nocturna de carabina para principiantes con hándicap organizada por el Club Internacional Revólver, en 1935. Luego de su estreno, Vásquez se apuntó sus primeros dos galardones con la conquista en dos oportunidades seguidas del Concurso Nacional Escolar de Tiro con fusil Mauser Original Peruano.
El despunte de la carrera de Vásquez llegó en la Copa Bolivia 1938 en sustitución de su padre. Todo comenzó con la inscripción del señor Gonzalo en la competición pero debido a que se encontraba representado a Perú en los Bolivarianos de Bogotá, tuvo que renunciar a su participación, por lo que Edwin pidió su lugar en la competición alegando que había recibido el permiso de su progenitor.
Vásquez dejó mudos a los presentes en la actividad gracias al talento y la puntería que mostró, que le valieron para igualar en el primer lugar con el ya consolidado tirador profesional, Orlando Arenas, por lo que a partir de ahí su nombre empezó a hacer ruido en las diferentes competencias que engloban al tiro.
La consolidación de Edwin Vásquez
Posterior a su actuación en la Copa Bolivia, Vásquez decidió meterse de lleno en la practica de esta disciplina, a los 18 años. Nuevamente utilizó a otro de sus familiares para lograr su objetivo de inscribirse en otra de las competiciones importantes de este deporte en el país incaico, el Premio Juan Gildemeister, en el que aprovechó la inscripción de su tío Antonio Grutter.
Vásquez se inscribió en las eliminatorias sin decírselo a nadie y demostró los conocimientos que adquirió practicando con su tío, quien lo invitaba a sus entrenamientos para que fuera conociendo los secretos que rodean a las pistolas y vaya manera de aprender.
El suramericano no tuvo problemas para superar la primera ronda e informarle a su padre sobre lo sucedido. A pesar del miedo que tenía por la respuesta de su padre, este terminó recibiendo su apoyo aunque no se mostraba seguro de que podría completar la segunda parte de la competencia por lo duradero de la misma (siete horas ininterrumpidas).
A pesar de esto, Vásquez se impuso sin problemas a Héctor Saettone con 985 puntos y 120 balas en las modalidades de pie, rodilla y tendido. En la premiación, el pequeño tirador fue alabado por el director del Tiro nacional peruano, el general Armando Sologuren, quien expresó una de las frases que siempre vivieron en el recuerdo del atleta. «Muy bien jovencito. Serás bajo de estatura, pero en el tiro eres un gigante».
Participación en los Juegos Olímpicos
La emoción de los Juegos Olímpicos volvió a vivirse en el «Viejo Continente», en una edición que marcaba el regreso de la cita que fue interrumpida durante ocho como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. La delegación peruana estuvo conformada por 40 deportistas repartidos en siete disciplinas distintas: Atletismo, baloncesto, ciclismo, esgrima, pesas, boxeo y tiro.
En lo que refiere al equipo de tiro el mismo contó con la presencia de nueve integrantes: César Augusto Injoque, Raúl Valderrama, Wenceslao Salgado, Luis Mantilla, Froilán Tantaleán, Enrique Mendizábal y los hermanos Enrique y Guillermo Baldwin sumado al ya mencionado Vásquez.
Vásquez selló su triunfo en la competencia organizada en el Campo Besley con una sumatoria de 545 puntos. Sin embargo, todo no fue color rosa para los peruanos por los problemas que sufrieron con varios de sus armamentos entre ellos el de Edwin, el cual estaba obsoleto y no le sirvió para participar en la competencia.
Fue ahí donde entró su compañero Luis Mantilla. Este último «salvó» del desastre al futuro campeón olímpico con una pistola más moderna que Vásquez pudo utilizar a pesar de que la misma no tenía la empuñadura necesaria para su manejo. Otros de los problemas que surgió fue una faringitis que lo afectó y le impidió entrenar de la mejor manera posible.
El ocaso de su carrera
Luego de colgarse la presea dorada en los JJ.OO., Edwin Vásquez volvió a participar en los Juegos Panamericanos de Buenos Aires 1951, los Bolivarianos de Caracas en el mismo año y el Campeonato Suramericano de Santiago, en 1958.
Vásquez siguió demostrando el dominio que tuvo desde muy pequeño y se colgó la presea dorada en todos estos certámenes. En 1952, trató de revalidar el campeonato obtenido en Londres pero de cara a la edición organizada en Helsinki, el gobierno peruano presidido en aquel momento por Manuel A. Odría decidió no enviar representantes a la cita universal del deporte.
Las últimas actuaciones profesionales de Vásquez fueron en los Bolivarianos de Maracaibo (1970) y de Panamá (1973), en los que no pudo repetir el éxito logrado en las anteriores competiciones. Por otra parte, el tirador fue el entrenador del equipo peruano de esta modalidad en los Juegos Olímpicos de Melborune 1956 y fue el abanderado en Los Ángeles 1984. Edwin Vásquez falleció el 9 de marzo de 1993 tras sufrir un infarto a los 70 años.
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