La Copa del Mundo, es uno de los trofeos más importantes que existe en la historia, no solo por que galardona al campeón del Mundial, sino que su significado ha trascendido desde su creación en 1930 hasta la actualidad. Este trofeo refleja la grandeza de ser considerado el mejor del mundo.
Pero, no todo fue alegrías con el trofeo, hubo una época donde esta copa fue robada de su vitrina en las confederaciones más importantes del mundo. Una fue recuperada, la otra sigue en un completo misterio su paradero por eso, te traemos a continuación las dos ocasiones, en las que el trofeo más importante del mundo fue robado.
Mundial 1966: El perro «Pickles» fue el héroe del torneo
La primera de dos ocasiones en las cuales el trofeo «Jules Rimet», en honor al primer presidente de la FIFA, fue robado se originó tras ser movida de un sitio a otro durante la Segunda Guerra Mundial. Debido a que era constantemente trasladada, evitando los bombardeos que pudieran destruirla, se sitió en la vitrina del «Central Hall Westminister» de Londres, en la previa del Mundial de 1966, cuando el robo ocurrió.
Tras un descuido de la guardia británica, la copa fue robada de la vitrina a escasos meses para el inicio de la competición, cosa que desató la locura en suelo británico, la cual desencadenó en una búsqueda masiva del trofeo, que llevó aproximadamente dos meses sin éxito alguno.
No fue hasta que David Corbett sacó a pasear a su perro «Pickles» y mientras pasaban por unos arbustos, el olfato agudo del canino, encontró la Copa del Mundo entre los arbustos. Fue tal la magnitud del hallazgo que ese perrito fue considerado como «Héroe de Inglaterra», por encontrar la Copa, justo antes del torneo, el cual fue entregado al campeón Inglaterra por la Reina Isabel II al capitán ingles, Bobby Moore.
Brasil y el mito de la fundición del trofeo
Pasamos ahora a 1983, la selección de Brasil, tras haber conquistado el título en México 1970, logró conquistar su 3er título del mundo y por reglamento FIFA, se quedarían con el trofeo «Jules Rimet» original. Dicho trofeo estuvo en sus vitrinas, hasta que un grupo ordenado de ladrones, entró en las oficinas de la Federación Brasileña y hurtaron el trofeo.
Una búsqueda masiva fue puesta en marcha, hasta que encontraron a dos de los involucrados, los cuales hablaron y entregaron a la mente maestra de todo el plan. Un argentino de nombre Juan Carlos Hernández, un joyero que lideró el robo más grande en la historia del fútbol.
Muchas fueron las teorías de que el trofeo fue fundido y convertido en una barra de oro y jamás se dio con su paradero, mientras que otras indican que se encuentra en una vitrina de un museo de la FIFA, solamente la base de Lapislázuli, que era característica de la primera edición del trofeo, que se entregaba desde el Mundial de 1930 hasta el Mundial de 1970.
Ahora, ya conoces la historia de cómo uno de los trofeos más importantes fue hurtado de las vitrinas en par de oportunidades y que ingeniosos métodos fueron necesarios para dar con sus paraderos y que el show continuará en la Copa del Mundo.
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